DE NUESTROS HÁBITOS.

De  nuestro amor a la envidia,  la avaricia,  la lujuria, la hipocresía,  la obediencia, al acatamiento y a nuestra docilidad. De nuestra pasión a la sentencia, al dictamen y al juicio de nuestras apariencias. De nuestro afecto a la aceptación de la conducta social, de la opinión mayoritaria, de sus democracias electorales y no fiscales, a la no creencia en nada, a lo amoral, al positivismo, al régimen actual, a los valores corporativos, a la responsabilidad social corporativa,  a la alineación del ser, a su uniformidad, a su dependencia, a la competencia, a la codicia, a las motivaciones materiales de nuestros actos, a las consecuencias económicas de estas, al aislamiento del ser en sus núcleos sociales, a la desigualdad social y a la decadencia de la humanidad. Del apego a la violencia,  la guerra, la intolerancia, la opresión, la esclavitud, la sumisión, el despotismo, la tiranía, la insaciabilidad material y no física, a las fachadas y a lo superfluo. De la simpatía a la ignorancia, al desasir,  al mundo urbano, a la externalización de nuestras tareas, al progreso únicamente individual, a la aceptación, al estatismo,  a la permanencia social, los vicios, la poligamia, lo mundano, la negligencia de nuestros hijos y al homo oeconomicus.




De nuestra falta de amor a la admiración, la generosidad, al recato, la transparencia, la desobediencia, al no sometimiento y a nuestra tenacidad. De nuestra falta de pasión por la admiración de la esencia de las acciones humanas y colectivas. De la falta de afecto en el rechazo de la conducta social, de la opinión marginal, de las democracias fiscales y no electorales, a las religiones, la moral,  al nihilismo,  las utopías, a los principios corporativos,  la responsabilidad social individual,  la independencia del ser, a su heterogoneidad y emancipación, a la colaboración, al compartir, a las motivaciones incorpóreas de nuestros actos,  las consecuencias anímicas de estos, al regocijo del ser en todos los núcleos sociales, a la afinidad social y al renacimiento de la humanidad. De la poca estima al antibelicismo, a la paz, la condescendencia, la autodeterminación, la libertad, la insubordinación, al liberalismo, la satisfacción material y no espiritual,  al meollo y  a lo ineludible. Del poco aprecio al conocimiento,  a la aprehensión, la naturaleza, la realización de nuestras tareas con nuestras propias manos, al pararelismo entre el progreso social e individual, al rechazo, al dinamismo, a la revolución social, las virtudes, la monogamia, lo hogareño, a la instrucción de nuestros hijos y al homo sapientia.





De nuestra frialdad ante los problemas que atañen al hombre y a sus sociedades. De la vergüenza de esta, pues muestra nuestra torpeza y que somos concienzudamente inconscientes, pues nos mostramos indiferentes ante la ley natural que subyace en nosotros.




" La vida persiste siempre en medio de la destrucción. Es la prueba de que hay una ley de la vida superior a la destrucción. Es lo que hace inteligible el orden de la sociedad, es lo que hace a la vida digna de ser vivida ".

Gandhi.

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